
Remueve las lecciones de idiomas de tu lista de pendientes
Para este momento la pregunta no es si hay valor en enseñarles a tus pequeños un segundo idioma. Estudio tras estudio revela no solo que los niños bilingües y multilingües se desempeñan mejor social, académica y profesionalmente; sino también que cuanto más temprano empieces a introducir un segundo idioma, más exitoso será tu hijo. La pregunta ahora es cómo hacer que tus hijos se emocionen con las lecciones de idiomas. La respuesta podría ser más sencilla de lo que crees. ¿Sientes que enseñarle a tu hijo(a) inglés o francés es como otra tarea más de una interminable lista de cosas que necesitas hacer para preparar con éxito a tu pequeño para la adultez? Allí podría residir el problema.
Con demasiada frecuencia los padres están aprehensivos sobre lo que ellos creen que será adentrarse en la instrucción de un segundo idioma. Desde lecciones privadas hasta tareas en un idioma que tal vez no comprenden, los padres están comprensiblemente – en especial durante este tiempo tan caótico – reticentes a embarcarse en otro “proyecto”. Pero, si tú no estás emocionado con la idea, ¿cómo podrías esperar que tus hijos sí?
Aquí están las buenas noticias: enseñarle a tu hijo(a) un segundo idioma no es ni cercanamente tan estresante o laborioso como podrías creer. ¿Por qué? La respuesta reside en la diferencia entre cómo aprenden los adultos versus cómo aprenden los niños.
Como adultos, tenemos una necesidad de comprender a un nivel intelectual todo lo que aprendemos. Para captar un segundo idioma, necesitamos explicaciones sobre estructuras gramaticales, diferencias en los usos del vocabulario, y convenciones culturales. Nuestros cerebros fueron programados para necesitar comprender el “porqué” antes de abordar el “cómo”.
Los niños aprenden de una manera totalmente diferente. Para ellos, el “cómo” viene antes del “porqué”. Enseñarle a un niño pequeño un segundo idioma involucra poco más que adentrarse en una historia emocionalmente cautivadora (en el idioma meta), invitarlos a cantar y bailar, y alentarlos a zambullirse en el mundo de su idioma meta. Cuanta más diversión tengan, menos conscientes estarán y más aprenderán – sin siquiera darse cuenta. Es por eso que los videos animados, los juegos interactivos de aprendizaje y las canciones grupales funcionan tan bien con los niños pequeños.
Al extraer las lecciones de idiomas de la lista de “cosas que mamá y papá dicen que tengo que hacer” y convertirlas en un premio divertido después de un día de navegar un mundo enorme lleno de enormes sentimientos, estás transformando el aprendizaje de tiempo de tareas a tiempo de juego.
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